Una estrella en el cielo

Comienzo diciendo que Dios sabe el por que…Que El tiene las respuestas a todas tus preguntas. De niños amábamos la idea de ser grandes, de ser adultos. Alcanzar nuestras metas y tomar decisiones por cuenta propia. Soñábamos con tener una vida diferente. Cansados de que nuestros padres en nuestra adolescencia aún tomaran decisiones por nosotros, desde que debíamos ponernos, a donde podíamos ir o quienes cualificaban para ser nuestros amigos. Y sin pasar por alto que para cada fiesta u ocasión importante teníamos que estar con la familia, cuando quizás queríamos ir a correr bicicleta con los amigos. Hoy después de algún tiempo ya has crecido, has vivido la experiencia de sentir lo que es ser un adulto y que responsabilidades implica serlo. Ahora con ansias gritas queriendo volver a ser niño solo para recuperar el tiempo perdido con aquellos que amas y hoy ya no están. Ser adulto es difícil, a veces solo tienes tiempo para trabajar, ser ama de casa y si tienes niños, velar por ellos. Somos un manojo de nervios o estrés, solo para salir adelante y lograr lo que tanto soñaste. Te detienes a pensar que aquel concepto de adultez que tenías quizás ya no te guste, comienzas a extrañar ese tiempo que perdiste. Nos toca trabajar y atender entre tantas cosas, que simplemente comienzas a alejarte de los seres que amas. Al día siguiente recibes una llamada de tu madre diciendo tu abuelo esta en el hospital grave, un carro lo atropello. No sabes que hacer, estas a un océano de distancia y ya no dio tiempo para que te despidieras. Te vuelven a llamar y te dicen tu madre debe decirte algo, con voz sollozante dice “Ya no pudieron hacer nada, tu abuelo falleció”; luego te culpas por ese tonto anhelo de querer ser adulto…Valora el tiempo que otros te regalan, quizás mañana sea tarde.