A la Niña en Espejo

Hola mi niña hermosa. Que bien lo has hecho hasta ahora, tranquila no temas ni calles, aquí estoy para escucharte. Primeramente, deseo pedirte perdón, por buscar validación en los brazos incorrectos, por buscar fuera las respuestas que necesitaba no me di cuenta de que me estaba perdiendo. Viste en la mujer que te convertiste. Poderosa, Valiente, una perla preciosa. Se que hoy día te preguntas por todas las circunstancias, que causaron en ti dolor o desesperanza; aunque no creas y te cueste entender, fueron necesarios esos golpes, había una belleza oculta en ti que debía salir. Lo maravilloso de esto es que papá siempre velo por ti y te guardo. Perdona si en algún momento te sentiste invisible, incapaz o tonta, inclusive si en algún momento te sentiste sin valor. Que difícil ha sido, pero qué tal si soltamos y olvidamos. Hoy abrazo a esa niña dulce y delicada. Ya te fijaste que, si fuiste capaz, pues eres hija del Rey y él te hizo capaz de todo. Quiero que comprendas que él te escogió y te llamo porque vales mucho para él. Cuando te pares hoy al espejo, repite con tu cabeza en alto que eres AMADA, ESCOGIDA y UNGIDA. Que eres FUERTE y VALIENTE; que si hoy estas de pie es gracias a su misericordia. Recuerda que tu identidad en Cristo es quien te da valor, que nada ni nadie determina cuánto vales o mucho menos sus palabras u opiniones te definen como persona. Me comprometo ante Dios a cuidarte todos los días de mi vida, a

escucharte, valorarte, mimarte y darte mucho amor. A partir de ahora seremos un equipo, y juntas caminaremos de la mano de papá y avanzaremos. Por último, te regalo estas palabras, pues no quiero que lo olvides; te valoro por lo que eres. Eres bonita, inteligente, válida y bondadosa. Hoy te abrazo de parte de Dios...Te Amo mi niña.