Compromiso Verdadero o Crianza
- Carla J.
- 2 mar 2019
- 2 Min. de lectura
Unos lo hacen por obligación, otros por amor, quizás unos lo hagan según le inculcaron en su crianza y porque así debe ser, otros mas bien se juntan o permanecen allí por los hijos; me pregunto ¿será bueno para los mas chicos utilizar esto de excusa? A ver démosle a esto un significado; que es el matrimonio o mas bien en que consiste. Primeramente, es una unión legal de un hombre y una mujer ante una sociedad para establecer un hogar, generar y criar hijos, y promover la interdependencia, el apoyo y el consuelo mutuo. El matrimonio fue establecido por Dios en el Edén, antes que entrara el pecado en el mundo. Dios creo a la mujer como “ayuda idónea” para el hombre y su familia. Es amar a esa persona en lo bueno y lo malo, escoger a la misma persona día a día por sobre todas las cosas. Cuando decidiste dar el sí, prometiste ante Dios permanecer junto a esa persona para siempre, regalándole todo eso que eres tú, confiando el uno en el otro, asegurándole tu lealtad. Ahora bien, evalúate tu como matrimonio, realmente estas dando y recibiendo todo eso que juraron ante Dios. Recuerda que ya no son dos mas que se juntaron, comienzan a ser uno para sacar a su familia adelante, ambos son pieza clave en este juego. Cuando decidí tocar el tema tenia muchas opiniones dando vuelta en mi cabeza, salí a preguntarle a otros que pensaban sobre el matrimonio ya que no he pasado por ello. Mas bien lo hice pensando en los más chicos que fueron fruto de esa unión. Cuando los mas grandes viven en desacuerdo y no logran llevarse bien o no encuentran algo que los haga felices a ambos los mas pequeños salen perdiendo. Un día escuche como una pastora nos decía que en ocasiones debemos pedirle perdón a nuestros esposos porque a veces ellos llegan y entre tantas preocupaciones y problemas los atacan con preguntas o inquietudes sin la intención de sofocarlos, pero logramos agobiarlos de alguna manera; pero mas bien eso nos dice que nosotras como mujeres tenemos heridas del pasado que aun no hemos sanado y anhelamos no volver a pasar por lo mismo una vez más. Como le dije una vez a una amiga, aquí no es cuestión de buscar culpables, es más bien cuestión de madurez, confianza y amor. Si ante Dios juraron amarse para toda la vida, continúen poniendo a Dios como el centro de sus vidas y las cosas cambiaran.

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